La introducción de pagos digitales y la eliminación del uso de dinero en efectivo en negocios y otros ámbitos donde es necesario hacer transacciones, está casi siempre relacionada con la aparente complejidad de las soluciones digitales.
Esto en ocasiones genera una percepción errónea de que utilizar medios de pago digitales solo para jóvenes que conocen los secretos de la tecnología. Sin embargo, esto no es necesariamente cierto.
Para personas mayores y con discapacidades, los pagos digitales son importantes para sentirse más independientes y empoderados. Es una forma de tecnología que puede ayudarles en su vida cotidiana.
Hoy en día, el mundo de las finanzas es más seguro, más accesible y se adapta a sus necesidades.
La ola cashless puede convertirse en un punto de inflexión para los adultos mayores y personas con capacidades diferentes. Los pagos digitales no sólo son convenientes; son una puerta de entrada a un nivel completamente nuevo de libertad e independencia.
Empecemos por reconocer lo obvio. Las transacciones bancarias tradicionales y en efectivo pueden ser una verdadera molestia, especialmente si tienes problemas de movilidad o si tu vista ya no es la que solía ser. El dinero se pierde fácilmente, los billetes y monedas cambian de denominación, y los falsificadores son año tras año más hábiles, haciéndolos cada vez más difíciles de identificar.
Las personas mayores y las personas con capacidades diferentes se enfrentan a estos desafíos a diario y necesitan una manera de manejar sus finanzas que no aumente su lista de preocupaciones.
Las limitaciones físicas no deben dictar la capacidad para comprar, enviar o recibir dinero, e incluso solicitar préstamos. Con solo unos pocos toques en una pantalla, las personas mayores y con capacidades diferentes pueden acceder al mercado global, invertir y adquirir mayor control de su vida financiera. Sin colas, sin complicaciones, y puedes mantener un seguimiento digital de todos tus gastos sin llenar tu casa con recibos en papel. Es como tener un mago financiero a tu alcance.
La tecnología digital nos permite experimentar la magia de no usar efectivo. Imagina pagar tus compras o pagar recibos sin tener que levantarte del sillón o incluso sin tener que entrecerrar los ojos ante números pequeños. Esa es la conveniencia de los pagos digitales.
Además, ¿por qué arriesgarse a manejar dinero en efectivo en la calle? Los pagos digitales vienen con capas de cifrado para proteger tu dinero. Y si alguna vez pierdes tu teléfono o tarjeta, una llamada rápida puede bloquear la cuenta y esto es mucho más rápido que tener que hacer un trámite presencial o peor aún, dar el dinero por perdido.
Para las personas mayores y con discapacidades, esto representa una gran oportunidad. No necesitan depender de otra persona para que haga sus operaciones bancarias o compre por ellos. Es una forma segura de pagar, especialmente en estos tiempos en los que todos desconfiamos un poco del manejo del efectivo que pasa por quién sabe cuántas manos.
Las cosas están cambiando, y dentro de todo lo malo, algo bueno quedó de la pandemia: la tecnología para trabajar, estudiar, comunicarnos y comprar se aceleró, y los pagos digitales no fueron la excepción. Erick Rincón, especialista en sistemas de pagos, nos cuenta la experiencia que vivió con su familia.
“Buena parte de los consumidores que no utilizaban pagos digitales tuvieron que desarrollar nuevos comportamientos y se adhirieron a las tendencias digitales y ahí se quedaron para consumir de manera electrónica y comprar en línea. Un ejemplo de eso es mi mamá. Hace algunos años, ella no toleraba siquiera la idea de hacer compras en el supermercado de manera remota, es decir a través de domicilios o a través de alguna aplicación. Hoy realmente el canal transaccional electrónico es el más importante.”
Los pagos digitales devuelven la autonomía y permiten a las personas hacerse cargo de sus transacciones financieras con confianza y facilidad.
La accesibilidad es un tema que las empresas de tecnología consideran relevante para sus consumidores. La belleza de la tecnología es su capacidad de adaptación.
Las plataformas y aplicaciones de pagos digitales se centran cada vez más en funciones de accesibilidad: texto grande para quienes tienen problemas de visión, comandos de voz para personas a quienes les resulta difícil escribir e interfaces simples e intuitivas para quienes podrían sentirse abrumados por la tecnología complicada. Estas son buenas noticias, ya que se abre un mundo donde la tecnología deja de ser una barrera y se convierte en un medio de accesibilidad e inclusión.
A pesar de los buenos augurios, debemos atender algunos retos relacionados con la alfabetización digital que permitan desarrollar las habilidades mínimas para poder utilizar tecnología y comunicar de manera clara la manera en que la banca en línea o los monederos electrónicos funcionan.
El cambio a los pagos digitales puede parecer un salto hacia lo desconocido, pero es más bien un pequeño paso hacia una vida más accesible e independiente para grupos vulnerables. Con las herramientas adecuadas y un poco de orientación, el mundo digital no es tan intimidante como parece. Adoptemos este cambio juntos, asegurándonos de que todos puedan disfrutar de los beneficios de no usar efectivo. Después de todo, no se trata sólo de facilitar los pagos, se trata de hacer la vida más fácil.